Dicen que Roma no se construyó en un día… pero su agua sí cambió la historia.
En el siglo I a.C., los romanos lograron lo impensable: mover millones de litros de agua cada día, sin bombas, sin motores, solo con piedra, arena y precisión matemática.
Los acueductos no eran simples canales. Eran arterias de un imperio sediento de poder.
El Aqua Appia, el primero, corría oculto bajo tierra. Pero el Aqua Claudia… ¡se elevaba como una catedral de piedra que aún hoy sigue en pie!
Cada bloque fue colocado con una exactitud que ni los ingenieros modernos pueden replicar sin error.
Y lo más impresionante: algunos de estos acueductos siguen funcionando después de dos milenios.
Tal vez ese era el verdadero secreto de Roma… no su ejército, sino su control absoluto del agua.
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Y era mejor y no sé pagava nada ahora uiii
Miles de muertes producto de mano de obra esclava.